M.G.M. Ciegos y aplausos comienza su andadura intentando mostrar la cultura y el ocio de Elche y Alicante. Coincidiendo con el inicio de la Semana Santa ilicitana, el Domingo de Ramos es uno de sus primeros protagonistas.
El Domingo de Ramos en Elche es algo diferente y repleto de tradiciones. Los ilicitanos estrenan sus mejores galas, siguiendo el refrán «El diumenge de rams, qui no estrena, no te mans». Días antes las diferentes plazas de la ciudad se convierten en improvisados mercadillos en los que los abuelos compran a los nietos la palma desde bien pequeños.
Tras la bendición de todas las palmas, niños, padres y abuelos recorren el centro de la ciudad con la palma blanca en sus diferentes versiones; lisa, rizada o de solapa. La elaboración de la palma blanca se realiza mediante una técnica ancestral que pasa de padres a hijos. Una labor única en el mundo para la celebración del Domingo de Ramos.
Todo acompañan al pas de la borriqueta. Un trono que tras años llevada a ruedas, es portada cada Semana Santa por una cofradía diferente. Este año es portado por las costaleras de María Santísima de la Salud.
El Domingo de Ramos fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en 1989 y en 1997 Fiesta de Interés Turístico Internacional, como ya lo consiguiera el Misteri en 1980. Con ello la Semana Santa de Elche adquirió importancia y reconocimiento en todo el mundo y por ello miles de turistos acuden cada año a la ciudad a participar de una de las manifestaciones ilicitanas más multitudinarias. Las televisiones nacionales abren sus informativos con el Domingo de Ramos de Elche, aunque sea una de las pocas veces que cuentan algo positivo de esta ciudad.
La procesión del Domingo de Ramos es algo que todo ilicitano de a pie lleva consigo, como marcado a fuego, a lo largo de su vida.Todos hemos sido pequeños. Hemos sufrido que nuestras madres nos pusieran el típico vestido floreado con diadema a juego o al pantaloncito azul marino en el caso de los chicos. Hemos aguantado estoicamente dos horas de procesión con la palma en la mano, aunque hubiéramos deseado mandarla a paseo a los diez minutos. Pero también merecía la pena. La llegada de la Semana Santa significaba que las heladerías abrían sus puertas y podíamos disfrutar del primer helado del año.
Fiesta y tradición se dan la mano en Elche.
Ciegos y aplausos 